La ley de la ventaja se aplica en todos los casos en los que se produzca una falta y la acción inmediatamente posterior se traduzca en una ventaja para el atacante mayor que la señalización del libre directo.
Y siempre es a criterio del árbitro.
Unos pocos segundos es una cantidad imprecisa que debe ser leída por el colegiado en función de la lógica.
Lo más natural es que si un equipo pierde el balón cinco segundos después de una falta no señalada por ley de la ventaja, se sancione.
Pero también podría ocurrir más de diez segundos después si tiene una lógica narrativa en base a las circunstancias de la acción.
Lo que sí es una certeza en esos caso es que si dos o tres segundos el balón no acaba dentro de la portería, el colegiado debe retractarse de su decisión de dejar seguir y señalar de inmediato la pena máxima.
Más por sentido común que por otra cosa.
La ley de ventaja permitirá que el juego prosiga si el equipo que sufre la infracción se beneficiara de la ventaja tras la acción, y sancionará la infracción cometida si no se produjera la situación ventajosa de manera inmediata o transcurridos unos pocos segundos.
Existe un consenso de que si no se señala un fuera de juego y existe un pase atrás ya no hay posibilidad de que entre el VAR.
Pero, de nuevo, es una norma no escrita y que depende de la lógica.
Una cosa es un pase atrás que claramente ralentice el ataque y otra que permita que se lance con mayor velocidad.
En conclusión, que exista un pase atrás no es motivo suficiente para dejar de aplicar esta norma.
Sí, si se puede aplicar la ley de la ventaja si un jugador merece ser expulsado por roja directa o por doble amarilla.
Y se debe, ya que después de continuar la acción se puede sancionar del mismo modo la amonestación correspondiente.
Otro asunto es si es suficientemente peligrosa la acción como para no detener de inmediato y sancionar a un jugador con expulsión.
Porque, de hecho, se puede dar una circunstancia anómala y que apenas ha ocurrido a lo largo de la historia.
Si el atacante falla la ocasión y en el contragolpe el infractor que tiene la doble amarilla o la roja pendiente de sacar acaba marcando un gol para su equipo, este debe subir al marcador.
Hace años, se dejaba seguir jugando hasta el fin de la acción de ataque y después se señalaba bote neutral para evitar esta rocambolesca situación.
Se corrigió y, en la actualidad, el árbitro no puede sacar la tarjeta hasta el momento en el que el juego se pare por cualquier circunstancia.