El consejo no es suyo, sino que tiene ya unas cuantas décadas de antigüedad, y hay quien lo sigue de manera inconsciente.
Ello proviene del método que su abuelo le proporcionó cuando aún era un niño, y que consiste en lo siguiente:
“Inmediatamente después de cada reunión, cada clase o experiencia significativa, utiliza 30 segundos (ni más, ni menos) para escribir las cosas más importantes.
Si siempre haces esto, me dijo mi abuelo, e incluso si tú simplemente haces esto, sin ningún otro tipo de corrección, te irá bien”.
No se trata de tomar apuntes
Más bien, el objetivo de este procedimiento es distinguir entre aquello que es primordial y aquello que es secundario.
Obliga a la mente no a reproducir lo dicho, sino a manipular la información que se ha recibido.
“Se trata de un acto de interpretación, priorización y toma de decisiones”,
Requiere esfuerzo
Scott señala que es muy sencillo pensar que hemos entendido todo lo que se nos ha contado, pero que resulta mucho más difícil sintetizarlo en tan poco tiempo y verbalizarlo.
Volver sobre aquello que nos acaba de ocurrir resulta complicado porque supone realizar una relectura totalmente diferente de aquello que, en apariencia se ha contado, pero también sirve para sacar a la luz algunos aspectos ocultos que se nos pueden haber pasado por alto.
Aprender a utilizar la regla de los 30 segundos nos ayudará a afilar nuestra percepción.
Tienes que ser veloz
La primera impresión es la que cuenta, afirma el dicho, y así parece ser también con esta regla de los 30 segundos.
Nuestras percepciones cambian a medida que el tiempo pasa, y no únicamente porque reflexionemos sobre lo acontecido, sino porque nuestra memoria se moldea continuamente.
Al apuntar rápidamente las conclusiones, tendremos también presente ese gesto que nos ha llamado la atención, ese titubeo que desvela más de lo que su emisor pensaba y, en definitiva, toda esa información que estamos a punto de borrar de nuestra memoria.
Aprendes a escuchar y a hacer mejores preguntas
En ocasiones, al enfrentarnos con los 30 segundos de que disponemos para resumirlo todo, nos damos cuenta de que hemos hecho caso omiso a los aspectos más importantes del tema o estos no han quedado lo suficientemente claros.
Nuestra atención cambia, y afinamos mejor nuestro oído para sintonizar aquello realmente sustancial.
Ayudarás a los demás
Parecería que un método de organización así tan sólo beneficia a aquel que lo lleva a cabo, pero Scott asegura que la regla de los 30 segundos nos ayuda a comprender las necesidades de los demás.
A menudo, las reuniones tienen como objetivo descubrir qué se puede hacer por los demás, ya sea con un cliente, con un superior o con un subordinado.
Si extraes conclusiones claras sabrás qué puedes hacer en lo consecutivo para remar en la misma dirección.
Es cada vez más útil (y más fácil)
La empresaria asegura que a medida que repites el procedimiento, este resulta más sencillo y funciona cada vez mejor.
Así pues, se pregunta, ¿a qué estás esperando?