Los principales motivos por los que llevar unos tapones de oído se presentan como algo muy recomendable mientras se practica la natación giran en torno a la sensibilidad de los propios oídos.
Los oídos son un órgano que hay que cuidar en todo momento y, aunque creamos que están protegidos de por sí, esto no es así.
Por tanto la salud, la higiene o la protección, entre otros, son requisitos prácticamente indispensables para garantizar la seguridad en todo momento gracias a unos tapones de oído.
Cuando el agua se introduce en el conducto auditivo externo, ésta puede irritar el conducto y, posteriormente, infectarlo.
Así que se recomienda que tanto los nadadores profesionales como los amateur siempre lleven puestos tapones de oído y así puedan evitar que el agua de la piscina se introduzca en su oído.
De este modo, se previene la infección; es decir, que el nadador se cura en salud y minimiza las posibilidades de sufrir esta dolencia que repercute en su rendimiento.
Los tapones se ajustan perfectamente al oído de cada persona gracias al material con el que están fabricados, generalmente de espuma o de silicona.
Además, se trata de unos objetos muy cómodos, una ventaja adicional que se traduce en que la persona que lleva puestos los tapones de oído apenas los note.
No hay que olvidar que cuando se nada en una piscina, ésta contiene muchas bacterias, una gran cantidad de suciedad y diversas sustancias.
Si es tu cuerpo en general no pasa nada, porque después de nadar te duchas para limpiarte, no obstante, si estos caen en tus oídos, entonces necesitarás algo más que un lavado cualquiera para sacar toda esa suciedad.