El waterpolo es uno de los cuatro deportes olímpicos de equipo más longevos junto al fútbol, rugby y polo.
El denominado "padre del waterpolo", en esta disciplina acuática se enfrentan dos equipos con 13 jugadores cada uno, aunque durante el juego solo puede haber seis jugadores más el portero en el agua.
El gorro que llevan todos los waterpolistas durante el partido es de obligatorio uso para todos los jugadores, incluidos los porteros.
No solo protegen la cabeza de golpes, sino que también sujetan los gorros de silicona que ciertos deportistas llevan debajo.
Además, gracias a las orejeras con rendijas, pueden oír mucho mejor las instrucciones de los entrenadores o los avisos de sus propios compañeros.
A nivel visual, sirven para diferenciar a los dos equipos entre sí, ya que cada uno lleva un color distinto.
Los códigos de color de los gorros de waterpolo son los siguientes: El equipo que juega como local es el que lleva gorros blancos, de cualquier color claro o el que refleje los colores de su país en las competiciones internacionales por selecciones.
Aunque si su equipación oficial es de tonalidad oscura, se les suele aceptar el cambio.
Es importante que el gorro no sea enteramente amarillo, ya que es posible que no se diferencie del balón de juego.
El otro equipo vestirá de color azul, oscuro u otro color que contraste.
Los gorros de los porteros deben ser un 80% de su totalidad de color rojo con el número y/o las orejeras del mismo color que el gorro de su equipo.
Son prendas imprescindibles y que se han convertido en un distintivo incluso para un país entero.
Son un elemento único en el waterpolo y cumplen varias funciones importantes durante el juego.