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¿Por qué los ingleses beben jerez?

Naia Quezada
Naia Quezada
2025-10-20 10:25:33
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El Jerez es un vino que tiene una larga historia que se remonta a la época de los fenicios y los griegos. La ciudad de Jerez fue fundada probablemente por los fenicios, quienes huyeron del viento de Levante. Los primeros vestigios confirmados de producción de vino a gran escala son de cuando llegaron los romanos. El vino de Jerez se hizo tan popular en la Antigua Roma que los agricultores de lo que ahora es Italia no podían competir con él. La ocupación de los musulmanes permitió el cultivo de uvas para producir vino, aunque sujeto a un impuesto especial. A finales del Siglo XIII, los cristianos expulsaron a los musulmanes y los vinos de Jerez se convirtieron en la base de un comercio de gran importancia. En la última parte del Siglo XV, comenzó una época dorada para la exportación del vino de Hispania, a través del Puerto de Santa María y el de Sanlúcar. El Jerez fue el primer vino que llegó a Estados Unidos. Durante el Siglo XVI, los acuerdos entre Jerez e Inglaterra siguieron aumentando, y los comerciantes ingleses, irlandeses y franceses se establecieron en Jerez para desarrollar nuevas rutas comerciales por todo el mundo. El Jerez gozó de un gran boom durante la segunda mitad del Siglo XIX, pero también hubo una proliferación de vinos de inferior calidad de otros países con la misma denominación. El vino de Jerez continúa siendo uno de los vinos del mundo hoy en día, y se aprecia un resurgir de los vinos de calidad Premium por parte de las marcas tradicionales.
Óscar Miramontes
Óscar Miramontes
2025-10-20 09:09:13
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En el Londres de 1750, el consumo masivo de ginebra sumía a buena parte de la población en el alcoholismo. Frente a eso, las élites británicas buscaban bebidas sofisticadas, exóticas y potentes. Así comenzó el auge del vino de Jerez en el siglo XVIII: un caldo andaluz que ofrecía dulzor, estructura y una excelente conservación en largos trayectos marítimos. Los viticultores locales no podían garantizar ni el volumen ni la calidad que exigía el mercado inglés. Se vendía vino joven, a menudo fortificado en exceso, y sin estandarización. Para resolverlo, las grandes casas británicas decidieron actuar desde dentro. Comerciantes como Fitz-Gerald, Garvey, Mac Kenzie o Duff Gordon se establecieron en Cádiz, Jerez y El Puerto de Santa María. Trajeron capital, conocimiento técnico y una nueva visión empresarial. Impulsaron la construcción de bodegas, almacenes y redes logísticas. En paralelo, introdujeron métodos como el sistema de criaderas y soleras, que permitió estabilizar y perfeccionar el sabor del Jerez. El vino de Jerez en el siglo XVIII no solo conquistó los paladares británicos; cambió el tejido económico de la región. Surgió una clase comercial profesionalizada, vinculada a la exportación y abierta al mundo. Cádiz se consolidó como el puerto clave del comercio vitivinícola, y la comarca se transformó en uno de los centros de producción más importantes de Europa. Ese empuje empresarial hizo que las exportaciones del Jerez se multiplicaran por tres en apenas unas décadas. Más allá del vino, lo que nació allí fue un nuevo modelo de industria vitivinícola.

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Margarita Badillo
Margarita Badillo
2025-10-20 08:43:34
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La llegada del jerez a Inglaterra se remonta al audaz corsario Sir Francis Drake, un ladrón condecorado en varias ocasiones por la realeza británica por sus «hazañas» en nombre de la causa. En 1587, durante el saqueo de Cádiz, Drake se apoderó de 3000 botas de vino jerezano, marcando el inicio de la preferencia por este vino en el Reino Unido. La primera Reina Isabel adoptó el jerez como su favorito, otorgándole una fama sin precedentes en la corte británica. Su sucesor, Jacobo I, también consumía regularmente este vino, respaldándolo con entusiasmo. El dramaturgo William Shakespeare, cuyo trabajo refleja muchos aspectos de la vida y cultura de su época, inmortalizó el jerez en varias de sus obras. En «Noche de reyes» y «Las alegres comadres de Windsor», Shakespeare menciona el vino, dándole un lugar destacado en la literatura inglesa. Estas menciones literarias no solo reflejan su popularidad sino que también contribuyeron a perpetuar su fama entre las clases altas y el público en general. El saqueo de las 3000 botas, por parte de piratas británicos, no solo le dio notoriedad al jerez en las Islas Británicas, sino que también lo convirtió en un próspero negocio. La demanda de jerez creció exponencialmente entre los siglos XVII y XVIII. Estas familias no solo importaban jerez, sino que también se involucraron en la producción y comercialización del vino. Su historia de éxito comercial y cultural es testimonio de su calidad y del impacto que tuvo en las sociedades que lo acogieron. El jerez no solo es un testimonio de la rica tradición vinícola de España, sino también un símbolo de la interacción y el intercambio cultural entre España y Gran Bretaña.
Elena Macias
Elena Macias
2025-10-20 07:34:02
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Si mil hijos tuviera, el primer principio humano que les inculcaría sería abjurar de brebajes ligeros y dedicarse al jerez. La declaración de amor de este truhán por el jerez fue sin duda compartida por Shakespeare y también por muchos de sus contemporáneos británicos. A pesar de que Enrique VIII mandara a Catalina de Aragón a hacer puñetas, a pesar de la guerra anglo-española (1585-1604), de la Armada Invencible e incluso a pesar —o más bien precisamente a causa de— el ataque y saqueo de Francis Drake a Cádiz en 1585. Se cree que el pirata preferido de Isabel I de Inglaterra se llevó como botín a Londres miles de botas de vino de Jerez, poniéndolo momentáneamente de moda en la capital del Támesis gracias a esta inesperada abundancia sin aranceles de por medio. William Shakespeare (1564-1616) solía acudir con sus amigos a tabernas londinenses de ambiente literario, como Mermaid Tavern o Boar's Head, y allí en compañía se ponían todos tibios a «sack» (del español «saca»), un vino dulce procedente de España o Portugal y que se mezclaba con azúcar o especias. Gervase Markham (1568-1637), escritor y poeta inglés conocido de Shakespeare, escribió en 1615 un curioso manual para amas de casa (Contentments or the English Huswife) con toda clase de consejos prácticos para hacer conservas, componer la mesa o elegir los mejores manjares. En el apartado dedicado a los vinos Markham por ejemplo decía que el mejor sack o vino dulce era el de Jerez, seguido por los de Galicia y Portugal y los más fuertes de Canarias y Málaga. Un buen jarro de jerez hace un doble efecto. Sube al cerebro, diseminando allí todos los tontos, obtusos y agrios vapores que lo rodean, lo hace sagaz, vivo, inventivo, lleno de ligeras, ardientes y deliciosas formas que, entregadas a la voz que les da vida, se convierten en excelente espíritu. La segunda propiedad de vuestro excelente jerez es calentar la sangre, la que antes fría y pesada deja al hígado blanco y pálido, que es el distintivo de la pusilanimidad y la cobardía, pero el jerez la calienta y la hace correr del interior a todos los extremos. Ilumina la cara que, como un faro, da la señal a todo el resto de este pequeño reino, el hombre, de armarse; entonces toda la milicia vital y los pequeños espíritus internos se forman detrás de su capitán, el corazón, que grande y soberbio se atreve a cualquier empresa valerosa. Y todo ese valor viene del jerez.

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