Hungría acumula 73 medallas olímpicas en natación 28 de oro) y 15 en waterpolo (nueve títulos).
En Mundiales la cosecha desde 1973 es de 83 medallas, 69 en natación y 14 en waterpolo.
Los nombres de sus campeones (Zoltan Verraszto, Tamas Darnyi, Kirstina Egerszegi, Agnes Kovacs, los contemporáneos Daniel Gyurta, Laszlo Cseh y Hosszu; los innumerables waterpolistas desde los héroes de Melbourne 1956 que se enfrentaron a los soviéticos con sangre de por medio, hasta Tibor Benedek, uno de los últimos campeones olímpicos y posteriormente seleccionador) han dado a su país más lustre que su atormentada historia a lo largo del último siglo.
La isla de Santa Margarita, en mitad del Danubio a su paso por Budapest, alberga la piscina Alfred Hajos, presidida en su vetusta entrada por el busto del campeón olímpico en Atenas 1896.
El éxito de la natación y el waterpolo magiar no se debe a una riqueza de recursos e instalaciones.
Los jóvenes practicantes aspiran a emular a sus campeones y desarrollan un instinto competitivo implacable.
Un campeón de Europa júnior de los 200 mariposa hace dos semanas, Kristof Milak, autor de la segunda marca mundial del año, supera a sus 17 años a ídolos como Cseh.
Cada medalla que sus deportistas sumen en los Mundiales será un tributo a su tradición.