La lectura rápida consiste en un conjunto de métodos y técnicas que sirven para aumentar la velocidad al leer, pero sin reducir el nivel de comprensión ni la retención de la información.
La principal estrategia para la lectura rápida es el entrenamiento diario porque permite mejorar la movilidad ocular.
Además de entrenar la vista es importante adoptar una actitud activa frente a la lectura, esto implica lograr un nivel de concentración adecuado y un propósito bien definido, a fin comprender al máximo el contenido del texto.
Otra de las estrategias de lectura rápida consiste en reflexionar y hacerse preguntas mientras se lee.
Para la lectura rápida también puede ser provechoso determinar un objetivo antes de empezar una lectura, para ello lo ideal es preguntarse qué se espera aprender del texto y cuál es el principal propósito de dicha lectura.
Luego de determinar el objetivo se debe realizar una revisión rápida por los títulos y secciones del texto para identificar con mayor precisión si podrá cumplir con las expectativas.
Las mejores técnicas de lectura rápida Una de las características de la lectura rápida es que permite analizar el texto al mismo tiempo que se lo lee, con lo cual se aumenta la velocidad de lectura pero sin reducir el nivel de comprensión lectora ni la retención de los datos.
La lectura rápida puede ser utilizada para cualquier tipo de texto y consiste básicamente en la implementación de ciertas estrategias como el agrupamiento de palabras y frases, en la reducción de la subvocalización y en el movimiento rápido de la vista.
La habilidad de los movimientos oculares se adquiere mediante la práctica y el entrenamiento frecuente.
A diferencia de lo que se suele pensar, la lectura veloz no supone leer por arriba el texto, sino todo lo contrario, la información debe reflexionarse y así obtener la comprensión.