El atleta debe sostener la jabalina por la encordadura, que es la zona con mayor agarre situada cerca del centro de gravedad de la jabalina.
El atleta comienza el lanzamiento en un pasillo de lanzamiento, que mide 4 metros de ancho y está delimitado por dos líneas blancas.
Para que el lanzamiento sea considerado correcto, la punta de la jabalina debe tocar primero el suelo, y debe caer dentro de las líneas blancas que marcan el área permitida.
El atleta lanza la jabalina desde una posición en carrera, con la jabalina sostenida por encima del hombro.
Existe dos formas principales de realizar el lanzamiento: lanzarse por encima del hombro o lanzarla en rotación.
La clave es que el lanzamiento sea explosivo y que el atleta logre un óptimo control del cuerpo y la jabalina en el momento de soltarla.
La jabalina debe caer dentro del área delimitada por las líneas blancas del sector de caída y la punta de la jabalina debe ser la primera en tocar el suelo.
Si la jabalina no cumple con estos requisitos, el lanzamiento se considera nulo.
Si el atleta cruza la línea del arco de 8 metros de radio antes de soltar la jabalina, el intento será inválido.
El atleta debe agarrar la jabalina por la encordadura, una zona cubierta por cuerdas o material sintético que ofrece un mejor agarre y se encuentra ubicada cerca del centro de gravedad de la jabalina.