El pase es "el fundamento socializador" del baloncesto. En realidad, lo es en todos los juegos de equipo. En este deporte, la calidad en ese aspecto define sobre todo el poderío ofensivo de un equipo. Hay muchos aspectos a tener en cuenta para ser un buen pasador: dominar ambas manos con un buen equilibrio corporal, orientar los pies en dirección al pase para conseguir más más fuerza y precisión, extender bien los brazos y ser firme en el golpe de muñecas en cada pase para lograr mayor fluidez, buscar buenos ángulos. Y obviamente saber elegir bien cuál es el tipo de pase correcto para cada ocasión. La calidad y la eficacia de los pases es algo que cualquier buen equipo debe trabajar a fondo. La elección del pase correcto depende de factores como la distancia a la que está ubicado el compañero en el campo de juego, la posición de los defensores y la velocidad del juego. Y un buen manejo de los diferentes tipos de pases mejora la comunicación y la coordinación del equipo: la variedad propicia las oportunidades de anotación.