Las estrategias competitivas se pueden dividir en ofensivas y defensivas. Las empresas que persiguen estrategias ofensivas se dirigen directamente a los competidores de los que desean capturar participación de mercado. En contraste, las estrategias defensivas se utilizan para desalentar o revertir una estrategia ofensiva por parte del competidor. Hay varias formas en que una empresa puede seguir estrategias ofensivas: Ataque directo, Fin de carrera, Preferencia, Adquisición. Por otro lado, también hay una serie de estrategias defensivas que los gerentes pueden adoptar para desviar los ataques de los competidores. Exclusión, Precios, Características, Servicio, Publicidad, Contraparte. La elección de una estrategia dependerá del análisis país por país. Los gerentes internacionales deben permanecer sensibles a las diferencias regionales y las variaciones locales, desarrollando estrategias personalizadas a las circunstancias específicas de cada país en el que operan.