Los mecanismos de defensa más habituales son: represión, regresión, formación reactiva, racionalización, inhibición, intelectualización, identificación proyectiva, conversión en lo contrario, vuelta contra sí mismo, generalización, disociación, quejas y rechazo de ayuda, sentido del humor, desplazamiento, sublimación.
Los mecanismos de defensa utilizados principalmente por la persona que tiene TLP son tres: la identificación proyectiva, la regresión y la generalización.
En la identificación proyectiva lo propio lo pones en el otro, atribuyendo incorrectamente a los demás sentimientos, impulsos propios que le resultan inaceptables.
Según Dolores Mosquera la identificación proyectiva es un mecanismo de defensa que el paciente utiliza para intentar separarse o deshacerse de una parte de sí mismo que no quiere o que no le gusta y atribuírsela a otra persona.
La regresión habla de una trayectoria en sentido inverso de algo alcanzado a otro punto anterior.
La generalización es “el todos lo hacen” en donde no hay un yo fuerte que pueda tener criterio propio.
En esta continua comparación del TLP si su problema es de autovaloración, los demás siempre lo van a hacer mejor; si sus rasgos son narcisistas, los otros siempre quedarán por debajo.
En el TLP también se pueden utilizar otros mecanismos de defensa como son la idealización y el acting out (comportamiento impulsivo).
En estos mecanismos vemos la característica común del TLP: siempre tienen que estar en relación con el otro.
Si hay elementos de herida, el otro se vive como alguien que va a agredir.
Se puede percibir desde otro lado y así el otro es alguien ausente.