El pase es una de las herramientas más versátiles en el fútbol.
Para un pase efectivo, la técnica del pie es esencial.
Un buen pase no solo depende de cómo se golpea el balón, sino también de cuándo y a qué ritmo.
Además de la técnica, es esencial enseñar a los niños/as a levantar la cabeza y observar el campo antes de hacer un pase.
Existen diferentes tipos de pases: cortos, largos, rasos, en profundidad.
El pase corto es esencial para mantener la posesión del balón, especialmente cuando se enfrenta a una defensa agresiva, permitiendo un juego más controlado y fluido entre los integrantes cercanos del equipo.
El pase largo es una herramienta valiosa para cambiar rápidamente el punto de ataque, permitiendo superar líneas defensivas y encontrar a compañeros/as en posiciones avanzadas o en espacios abiertos.
El pase raso es fundamental para garantizar que el balón se desplace de manera rápida y precisa a lo largo del césped, minimizando las posibilidades de intercepción o desvío por parte de un rival.
El pase en profundidad busca explotar espacios detrás de la defensa, proporcionando a los delanteros una oportunidad de enfrentarse directamente al portero o de recibir en una posición ventajosa para finalizar la jugada.