La anticipación siempre es una buena idea con los niños.
En realidad, lo es con todas las personas, puesto que a los adultos, en general y salvo excepciones, no nos gustan los cambios de planes súbitos o no saber lo que nos espera.
La anticipación les permite tener certeza y seguridad.
Se hacen una idea de lo que va a pasar y eso les aporta tranquilidad.
Anticipar sirve para avisar a los niños de aquello que sigue de manera clara, contundente y, sobre todo, respetuosa hacia lo que hace en ese momento.
De esta manera, al mismo tiempo, estamos definiendo los límites sin ejercer una posición de autoridad y control.
Anticiparnos a los acontecimientos, por tanto, nos prepara para aquello que va a venir, nos hace sentir tranquilos y nos reporta seguridad.
Hacer uso de la anticipación en los niños con TEA es una manera de hacerles saber lo que sucede, o más bien lo que va a suceder, creando de este modo una sensación de calma, que favorecerá que puedan regularse más fácilmente, aunque se encuentren en una situación desconocida, de manera que reduciremos esa sensación de inseguridad y nerviosismo que tiene lugar al enfrentarnos a una novedad.
Al anticipar al niño en aquello que va a suceder, estaremos acompañándolo en sus miedos, temores y emociones.
Anticiparse, en definitiva, tal y como concluyen desde Papallona, es una forma de empatía.