El contraataque consiste en un principio táctico ofensivo en donde el equipo que ataca, roba el balón, y rápidamente se dirige hacia la portería con el objetivo de sorprender al rival y conseguir el gol. 
Uno de los principales objetivos del contraataque en el fútbol es progresar y llevar el balón dominado hacia la portería contraria, aprovechando el momentáneo desequilibrio defensivo provocado por la construcción ofensiva y superarlo en el menos tiempo posible. 
El equipo debe realizar un adecuado y eficaz trabajo defensivo para arrebatar el balón al rival. 
Sorprender al rival con breves y seguras posesiones de balón, pocos y rápidos enlaces entre pocos jugadores orientados en profundidad. 
Evitar que el contrario se reorganice. 
Es primordial arrebatar el balón al equipo contrario y cuanto más lejos de la portería contraria mejor, las transiciones deben ser rápidas y posesiones cortas, para evitar la reorganización defensiva del equipo contrario. 
A nivel defensivo es importante el posicionamiento adecuado, este debe favorecer el desarrollo defensivo y posterior transición. 
Sin una solidez defensiva y uniforme en el tiempo que facilite la recuperación del balón en cualquier zona del campo, el método de contraataque carece de aplicación. 
El contraataque tiene una lógica interna propia con una continuidad lógica que el entrenador debe conocer para poder configurar las tareas y entrenarlas. 
La lógica de cada una de las jugadas de contraataque que se realicen a lo largo del partido normalmente, tiene unas secuencias básicas que abarcan tres fases o ciclos. 
Fase 1: arrebatar el balón al rival e iniciar con rapidez y seguridad los contraataques. 
Fase 2: elaboración rápida del contraataque. 
Se deben desarrollar las jugadas con máxima profundidad para impedir la reorganización del equipo rival, sin olvidar la seguridad y precisión. 
Fase 3: finalización rápida, explotar y manifestar la validez de los contraataques. 
Jugador que recupera el balón y un subgrupo de jugadores próximos, a distancia media e incluso alejados en algunas situaciones deben ser los responsables de proporcionar una salida de balón limpia, con la velocidad y profundidad adecuada acorde a cada una de las situaciones del juego. 
Los jugadores con balón deberán realizar acciones técnico-tácticas sencillas, fáciles, seguras y no tomar riesgos innecesarios. 
Tampoco deberían entretenerse con el balón, al contrario, se debe mover y desplazarlo con rapidez y profundidad, aprovechando los espacios que deja libre el rival.