6 de diciembre de 1956.
Un día que marcó un hecho trascendental en la historia de Hungría y del deporte internacional.
Nuestro artículo principal de hoy ocurrió en Melbourne, Australia, durante los Juegos Olímpicos de 1956.
Los protagonistas: Hungría y la Unión Soviética.Un partido de waterpolo que puso a un país entero de pie.Aparte de la anécdota memorable, lo valioso de este partido fue el contexto en el que se dió: Hungría estaba pasando por un momento difícil, recién un mes antes había estallado la revolución popular contra el gobierno de Budapest, controlado por la URSS.
Los mismos jugadores de Hungría se vieron forzados a cambiar su lugar de entrenamiento ya que desde el lugar original, podían escuchar los estruendos y ver los pilares de humo en la distancia.
El equipo Húngaro era el campeón vigente, y siendo las olimpíadas de Melbourne en dos meses, fueron trasladados a Checoslovaquia para evitar que se vieran afectados sus entrenamientos.*tono narrativo OFF*Pará pará pará pará, ¿vos me estás diciendo que nunca viste un partido de waterpolo?
No te preocupes, sos como el 97% de la población argentina.
El waterpolo es como un handball o balonmano acuático, juegan dos equipos en una pileta, 6 jugadores más el arquero de cada lado, se diferencian por el color de la gorra, no se puede agarrar la pelota con ambas manos y ahogar al rival es falta.
Corta la bocha.*tono narrativo ON*Bueno, volviendo a 1956.
Al llegar la hora de los juegos olímpicos, la revolución había sido brutalmente aniquilada.
El equipo de waterpolo húngaro ahora tenía una misión: representar a su gente frente a sus opresores.
Claro que el equipo de waterpolo soviético no tenía la culpa, pero obvio que los magiares personificaron en ellos todas las atrocidades que su pueblo había sufrido.
En palabras del combinado húngaro, sentían que jugaban no solo por ellos mismos, sino por toda su gente.
Y como si la presión fuera poca, el público estaba compuesto en su mayoría por expatriados húngaros, australianos y estadounidenses, con poca o nula simpatía por la URSS.
Muy inspirador el lado húngaro de la historia pero te la regalo ser el equipo soviético ahí eh.
Nada, perder no era una opción.Hungría vs Unión Soviética.
Semifinales.
El partido comienza.Desde el vamos fue un partido muy violento, con trompadas y patadas de un lado a otro.
No sabemos qué tan violentas pueden ser las patadas debajo del agua pues ofrece más resistencia que el aire pero suena fulero.
Durante el partido, Hungría logró conseguir una amplia ventaja de 4 a 0, pero en los minutos finales el jugador Ervin Zádor (H) fue herido por Valentin Prokopov (URSS) y se vio obligado a salir del agua.
Fue esta herida la gota que rebalsó el vaso (o la pileta en este caso), porque la gente alentando a Hungría estaba al borde de generar una revuelta.
El partido fue suspendido en los últimos minutos, dándole la victoria y el pase a la final a los húngaros.
Los medios publicarían más tarde las fotos de la herida de Ervin.
El momento sería recordado como “el incidente del baño sangriento” (ligera exageración pero título acertado) y quedaría grabado en la historia como uno de los momentos más famosos del waterpolo y del deporte húngaro.No por nada se hicieron dos adaptaciones al cine de este evento.
Ambas en 2006, por el cincuenta aniversario de la revolución.
Children of Glory, y el documental Freedom’s Fury, descrito por Tarantino como “la mejor historia jamás contada” (fue coproductor).
El evento también fue destacado en Newsfront, una película australiana de 1978.La Selección Húngara le ganaría 2–1 a Yugoslavia en la final, conservando el título y alcanzando el resultado que la gente tanto necesitaba.
No sería exageración decir que este fue uno de los momentos más emotivos en la historia del deporte olímpico.Wikipedia.
Blood in the water match.