En términos generales, el mercado entiende una estrategia defensiva de acciones como aquella que aglutina empresas que tienen ingresos recurrentes y que no están afectos a los ciclos económicos.
Se ha incrementado el interés por ellas.
Existe bastante investigación que documenta este tipo de estrategias, y en general la evidencia empírica muestra que en Estados Unidos en los últimos 50 años un portafolio formado por acciones de baja volatilidad renta en promedio 52 puntos base sobre el mercado y 35 puntos base más que el portafolio de acciones más volátiles.
La estrategia “baja volatilidad” es ligeramente mejor que el IPSA.
Una estrategia defensiva no es pertinente en todo momento del tiempo y esta debe ser complementada con otras estrategias que, de la mano de un monitoreo activo de acciones, otorgue protección ante los ciclos económicos y tenga un mejor retorno esperado que el IPSA.
En los últimos 10 años este portafolio tiene mayor volatilidad que el mercado.
Una estrategia defensiva de acciones es aquella que aglutina empresas que tienen ingresos recurrentes y que no están afectos a los ciclos económicos.
Las estrategias defensivas o de “baja volatilidad” han sido ampliamente estudiadas para los mercados desarrollados.
La estrategia de baja volatilidad ha rentado en promedio 9,9% anualizado, mientras que el S&P 500 un 4,3%.
La volatilidad de cada índice es 17% y 23%, respectivamente.
De hecho, en los últimos 10 años este portafolio tiene mayor volatilidad que el mercado.
La estrategia “baja volatilidad” es ligeramente mejor que el IPSA; no obstante, registra una amplia ventaja sobre un portafolio de “acciones defensivas”.
Existe bastante investigación que documenta este tipo de estrategias.