Hungría ha sido una potencia del waterpolo desde la introducción del deporte en los Juegos Olímpicos.
Las estadísticas hablan por sí solas: ha participado en 22 de los 27 torneos Olímpicos, ganando nueve oros, tres platas y tres bronces.
También estuvo en el podio Olímpico sin falta entre 1928 y 1980.
Y quizás aún más notable, ganó tres oros seguidos entre 2000 y 2008.
En Londres 1948, el equipo ganó una medalla de plata y en Helsinki 1952, se hizo con el oro.
En Melbourne 1956, la semifinal entre soviéticos y húngaros se convirtió en el famoso Baño sangriento, un partido que ha pasado a la historia como el partido más violento de los Juegos Olímpicos.
Unos días antes del inicio de la competición comenzó una revolución en Budapest, que fue reprimida por la URSS.
En tal contexto, la semifinal fue obviamente extremadamente tensa entre los dos países.
Pero unos minutos antes del final, Valentin Prokopov de la URSS le dio un puñetazo en la cara al jugador húngaro Ervin Zador y hubo "sangre en el agua", literalmente.
El partido se detuvo y Hungría fue proclamada la ganadora.
Sin embargo, los húngaros dominaron el partido, liderando 4-0.
En la final, que Zador no pudo jugar debido a su lesión, Hungría venció a Yugoslavia 2-1 para ganar su cuarta medalla de oro Olímpica.