La estrategia corporativa de integración vertical se produce cuando una empresa pasa a encargarse de actividades que hasta ese momento había delegado a proveedores o distribuidores.
Para ello, puede crear nuevas empresas subsidiarias o adquirir las acciones de otras ya existentes.
Esta estrategia de integración puede hacerse hacia atrás, por ejemplo cuando una empresa pasa a autoabastecerse de las materias primas que utiliza, o hacia delante, cuando pasa a controlar las cadenas de transporte, distribución y venta.
Por último, la integración vertical compensada se produce cuando se realizan simultáneamente los otros dos tipos de integración.
Es decir, la compañía establece empresas subsidiarias que producen y distribuyen los productos.
Lograr economías de escala y ganar rentabilidad.
Reducir los costes de adquisición de los productos o materias primas en bruto al eliminar los márgenes que hasta ahora quedan en manos de terceros.
Asegurar el suministro sin interrupciones.
Homogeneizar la calidad y características de las materias primas en el tiempo, de manera que se pueda mantener una ventaja competitiva y una oferta diferenciada.
Ganar capacidad de negociación ante clientes y proveedores.
Reducir la dependencia de terceros y mejorar la planificación de los procesos, la eficiencia y la productividad.
Crear sinergias gracias al uso compartido de recursos humanos y materiales.
También Apple es un ejemplo exitoso de integración vertical.
La empresa californiana controla todo el proceso de creación, fabricación y comercialización de sus productos, desde su diseño hasta la venta final en la Apple Store.